Soy un joven de 23 años, que a pesar de hacer todo lo posible por salir adelante, cada vez me siento más atrapado por un sistema que parece estar diseñado para que las personas como yo nunca lleguemos a tener una vida digna.
Cada mes es una constante lucha. Los aumentos de precios no paran, y la gente como yo, que apenas llega a fin de mes, ve cómo su salario se va achicando sin poder hacer nada al respecto. Cada vez que voy a hacer las compras, siento que me están tomando el pelo. ¿Cómo se supone que un joven que recién empieza a trabajar puede afrontar semejantes aumentos en servicios, alimentos y alquiler? Cada vez que pago las cuentas, me pregunto cómo es posible que no se haya pensado en nosotros, los más vulnerables, aquellos que no tenemos acceso a grandes riquezas ni a soluciones mágicas.
Estoy harto de que se nos ignore, de que los responsables no hagan nada o hagan muy poco para cambiar este panorama. En mi caso, tengo que elegir entre pagar la luz o comprar lo más básico para comer. Si tengo suerte, tal vez llego a fin de mes, pero eso ya es un privilegio que pocos tienen. ¿Y qué pasa con los que estamos empezando en la vida adulta? ¿Qué futuro tenemos cuando lo único que sabemos es sobreponernos a los golpes de la inflación y los aumentos?
No me conformo con promesas vacías. Necesitamos acciones, necesitamos soluciones reales, que no solo se queden en discursos que nunca llegan a concretarse. Exijo, como muchos otros, que se piense en los jóvenes que estamos luchando por construir un futuro, y no que se nos siga ignorando mientras se nos empuja a un lugar donde la esperanza se está perdiendo.

