Argentina atraviesa una compleja situación económica marcada por el aumento del desempleo, la caída del consumo y una recesión que golpea a los hogares en todo el país. Según los últimos datos oficiales, el desempleo ha superado el 8%, con fuertes impactos en sectores como la construcción, el comercio y la industria. La pérdida de empleos formales y el cierre de miles de pymes agravan un panorama social ya debilitado por la inflación y la pérdida del poder adquisitivo.
La recesión también se refleja en el consumo, que ha caído más del 15% interanual en rubros esenciales como alimentos, indumentaria y medicamentos. La reducción de salarios reales y el aumento de tarifas y precios básicos limitan cada vez más la capacidad de compra de los hogares. Supermercados y comercios minoristas reportan caídas históricas en las ventas, mientras crece la informalidad laboral y la precarización.
A este escenario se suma una política económica de fuerte ajuste fiscal impulsada por el gobierno, que incluye recortes en la obra pública, despidos en el sector estatal y la paralización de programas sociales y de asistencia. Organizaciones sociales y gremios advierten sobre el riesgo de un aumento de la pobreza y la marginalidad si no se revierten estas tendencias.
Frente a este panorama, economistas y analistas coinciden en que será clave impulsar medidas de reactivación que prioricen el empleo y el consumo interno, sin descuidar el equilibrio macroeconómico.
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